EL OSO ESTRELLADO

Yo vivía en el campo muy contento,
observaba observaba sin cesar,
nebulosas y galaxias eran mías,
muchos cúmulos podía disfrutar,
pero un día vino el hombre con sus lámparas,
por las dudas empezó a iluminar,
solo algunos lo llamaban progreso,
pero así perdí mi amada oscuridad.

Acostumbrate, me decía un hombre viejo,
en la Crux, una estrella ha de faltar,
yo veía el sombrero a simple vista,
y ahora no distingo ni a Achernar.

Han pasado varios años de esta vida,
combatiendo esta crueldad con frenesí,
pero nunca conseguí una respuesta,
hasta que no pude mas y desistí.

Me fui a un pueblito alejado,
donde no había alumbrado,
era una noche sin luna, y así volví a observar.

Ahora piso yo el suelo de mi campo,
otra vez el negro de la oscuridad,
estoy viejo pero puedo ver el cielo,
Mis estrellas! Estoy contento de verdad.

Por Ezequiel Bellocchio